Lunes 25 de Agosto del 2025
Padeciendo aprendes obediencia. Hebreos 14, contiene 14 versos, los cuales lo podemos dividir en tres secciones:
1. (v1-4) El oficio de sumo sacerdote.
2. (v5-10) Cristo, sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
3. (v11-14) Apelación y advertencias (Llega hasta el capítulo 6:12)
Este
capítulo empieza: “Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad;” (v1-2). Me gusta mucho esta parte “tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres”, dice más “para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados” ¿por qué? Mira como dice: “puesto que él también está rodeado de debilidad;” (V+ v3). “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.” (v4). Llevando esto a la sección dos (s2) el cual nos revela que Cristo no se hizo o “se glorificó a si mismo” (v5a) o se hizo el mismo sumo sacerdote a pesar de que era su Hijo, sino fue el padre al decirle “Tú eres mi Hijo, Yo te engendrado hoy” “… Tú eres para siempre sacerdote” (V+ v5-6). Observe estos dos versos:
* (v7) “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”
* (v8) “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;”
Padeciendo aprendes obediencia. Podemos ser hijos, pero eso nos hace llamarnos como queramos. No tomamos “para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios” (v4a). Padeciendo aprendes obediencia. Cristo, no por ser Hijo del Altísimo, no se hizo sumo sacerdote. Habra su entendimiento y mire usted mismo la palabra de Dios:
* (v8-10) “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; (v9) y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; (v10) y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”
Padeciendo aprendes obediencia. Cristo se perfeccionó padeciendo, el oro, derramó “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas” y fue escuchado por Dios, fue oido, Dios lo escuchó “a causa de su temor revente.” “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;”
Padeciendo aprendes obediencia. Un buen hijo es obediente, a pesar de cualquier padecimiento. No negocia los principios, ni los valores de Dios. Padece y da como fruto obediencia con tal de agradar a aquel que lo llamó. Y Dios lo honra, pues padeció con tal de obedecer. Padeciendo aprendes obediencia. Si estas padeciendo hoy por causa del ministerio que Dios te ha dado, mantente firme, sostén firme, ora con ruego y clama, pues el escucha al que tiene temor revente. Gánate lo nuevo que Dios declarará en tu vida, padeciendo hasta alcanzar la obediencia. Dios te bendiga es mi deseo. Hebreos 5:8